Existe en la jerga financiera de los Estados Unidos un término popular conocido como “el impulso Icahn”, que Wall Street define como el rebote alcista que tiene la acción de una empresa cuando el magnate inversor Carl Icahn empieza a adquirir participaciones en el patrimonio de la compañía. Con posición pública en Apple desde 2013, el habitué de los rankings de riqueza de Forbes compartió vía Twitter una carta enviada al CEO de la firma, Tim Cook, en la que, según sus cálculos, la compañía más grande del mundo debería valer casi el doble. El público inversor no necesitó digerir el análisis: para cuando había terminado el día, Apple ya había agregado unos US$ 8350 millones a su capitalización de mercado.
En la misiva virtual, el multimillonario exhibe sus fundamentos optimistas de cara a un título que acumula una ganancia de capital del 105% para los últimos dos años y se probó hasta ahora una excelente inversión, con un retorno anual promedio del 32% para los últimos cinco años, duplicando el rendimiento del mercado en el mismo período. Al gurú lo respaldan cerca de US$ 6800 millones en acciones de la compañía y una fortuna personal de US$ 22.400 millones amasada al calor de las inversiones bursátiles. Con semejante track record , cuando un gigante de las finanzas comparte su perspectiva, el mercado escucha con atención.
La plaza estadounidense dispone de una veintena de gurúes que ganaron reputación y fortuna sobre la base de retornos positivos a lo largo de su carrera. Y, con una gran reputación, viene una gigantesca oportunidad de negocio. “El nombre les da un privilegio muy especial, una alta probabilidad de influenciar en el precio de corto plazo de los activos de acuerdo con su propio posicionamiento. El mercado suele seguirlos. Cuando el mercado ve a Warren Buffett comprar algo, va detrás y se genera una relación endógena de potencial suba de precios. Incluso, tal vez Buffett compró a US$ 10, pero el mercado llega a convalidar un precio aún mayor. Es el valor de la chapa”, explica Germán Fermo, director de la maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). A Buffett se lo conoce también como el “Oráculo de Omaha”.
La transición de la era de Steve Jobs a la de Tim Cook parece haberse consolidado: con US$ 750.000 millones de capitalización bursátil, Apple llegó a duplicar en el año el valor de mercado de sus inmediatos competidores por el trono bursátil: Microsoft, Google y Exxon. Una dominación tal en la Bolsa no se veía desde hace 30 años. Como entonces pasó con IBM, esta parece ser “la era Apple”.
Con una apreciación de capital del 50% para los últimos 12 meses, ¿resta aún recorrido para los papeles de Apple? ¿Estabilizará la empresa alguna vez su tasa de crecimiento de ganancias y se convertirá en un típico blue chip estadounidense como IBM? Dicen que ninguna compañía puede crecer por siempre, pero hace una década que las utilidades de Apple viajan a un promedio del 40% anual compuesto y 2015 no parecería ser la excepción.
El gurú Icahn llegó a valuar la acción en US$ 240 -desde los US$ 130 a los que cotiza hoy- sobre la base de una serie de supuestos. En rigor, proyecta una expansión de ganancias por acción (utilidades/acciones emitidas) del orden del 40% para 2015 y una “moderación” del 25% para 2016. A eso lo multiplica por un múltiplo de ganancias ( price/earnings ) de 18 -que considera razonable-, le suma unos US$ 24 de caja neta por acción (Apple acumula US$ 194.000 millones en efectivo) y así surge el valor final que impulsa Icahn.
El caso provocó un revuelo entre los analistas del mercado estadounidense. Después de todo, parte del negocio de Icahn está en la apreciación de capital de los activos que poseé. ¿Actuó únicamente por su beneficio o detrás del osado cálculo existen también fundamentos para creer en un valor de la empresa por duplicado? Fermo descree que los números corran por el aire sin sustento financiero. Su reputación es la que vale. No obstante, afirmaciones del gurú como un inminente set de televisión en 2016 -que fue luego desmentido por la prensa- y un automóvil de la manzana en 2020, fueron combustible para el descrédito de analistas recelosos. No obstante, descontados los ingresos estimados por la TV (el auto no estaba incluido), el cálculo de Icahn sigue colocando la acción por sobre los US$ 200.
El promedio de tasa de crecimiento de ganancias de una compañía en el S&P 500 es de alrededor del 6% anual. Según el último reporte de Apple, un iPhone arrollador en mercados emergentes motivó que la empresa lograra un ingreso neto en el último semestre de US$ 31.593 millones, una suba del 35% respecto del mismo período de 2014. Este año, la firma se prepara para un nuevo salto en su creación de beneficios y, hasta aquí, el precio de la acción no hizo más que acompañar su expansión.
Desde la muerte de Jobs, los inversores no fueron tan permisivos con Cook: están dispuestos a pagar más por un dólar de ganancia en el S&P 500 que por el de una compañía que mostró un sólido historial.
A ese ritmo de generación de riquezas, los números de Icahn lucen lejanos, pero no imposibles. De cualquier manera, la premisa se mantiene: Apple podría estar barata. Dependerá en parte del potencial del Apple Watch. Por lo pronto, según la CNBC, Icahn registra, desde 2013, una ganancia de US$ 3400 millones en más de 50 millones de acciones de Apple. Por ahora, no devuelve ni una.
Paso a paso
Cómo comprar acciones del exterior desde la Argentina. Una guía para hacerse de los papeles de las empresas que cotizan.
Adquirir participaciones de los gigantes del mercado estadounidense no es tarea sencilla para el inversor minorista. Según detallan las sociedades de Bolsa locales, hay una serie de métodos para hacerse con los papeles:
- El método más sencillo es disponer previamente de una cuenta en el exterior con fondos para invertir. El dinero se podrá girar al país donde cotiza la acción y, a través de un broker, se podrá adquirir los títulos que el inversor desea.
- El ahorrista puede también abrir una cuenta en el exterior mediante brokers online, como TD Ameritrade o Interactive Brokers, en los Estados Unidos. El trámite es sencillo: apertura vía internet, formularios electrónicos y la cuenta para operar se abre en semanas. La dificultad está en fondear dicha cuenta, por las restricciones vigentes.
- Otra alternativa es la apertura de una cuenta en un agente de bolsa local que tenga mandato para operar activos en el exterior. Una forma de transferir los fondos es la liquidación de dólares a través de la operatoria del contado con liquidación. Mediante el agente local, el inversor puede comprar con pesos títulos en dólares en el mercado doméstico que pueden luego ser vendidos en bolsa de Nueva York. Pasadas 72 horas, ya cuenta con el dinero para operar en el extranjero.
- En caso de no disponer de una cuenta en el exterior ni los fondos pertinentes para la inversión, al ahorrista le resta la posibilidad de operar con el Certificado de Depósito Argentino (Cedear), que cotiza en el mercado local. Son certificados de depósito de acciones de firmas extranjeras que no tienen permiso de oferta pública en el país y se negocian como cualquier acción.